Roma, la capital del Imperio más poderoso de la Antigüedad, no podía sostener su vida política, comercial y cultural sin un cuerpo que garantizara el orden en sus calles. Entre el bullicio de mercados, las multitudes en espectáculos, las tensiones políticas y una delincuencia urbana creciente, surgieron las cohortes urbanas (cohortes urbanae), creadas por el emperador Augusto como fuerza de seguridad permanente.

Origen y creación
En el año 13 a.C., Augusto fundó varias cohortes. Las fuentes antiguas, como Dion Casio (Historia Romana, LIV, 4) y Tácito (Anales, IV, 5), no siempre coinciden en su numeración exacta. Algunos autores modernos, como A. Goldsworthy y P. Southern, apoyándose en interpretaciones de testimonios epigráficos, proponen que fueron las cohortes X, XI y XII, pero esta identificación no cuenta con consenso. Otros especialistas, basándose en inscripciones y hallazgos epigráficos analizados por G. Alföldy (Konsulat und Senatorenstand unter den Antoninen) y J.C. Mann (Legions and Veterans), sugieren numeraciones distintas como VII, VIII y IX. Es importante diferenciar que mientras las fuentes primarias no detallan esta numeración, las hipótesis modernas combinan evidencias arqueológicas y análisis comparativos para proponer alternativas, incluyendo la posibilidad de que la designación inicial no siguiera un orden numérico tradicional. Estaban compuestas por unos 500 soldados veteranos cada una y su función principal era mantener el orden público en Roma y actuar como contrapeso de la Guardia Pretoriana. Con el tiempo, su número y efectivos crecieron hasta alcanzar unos 1.500 hombres por cohorte. Aunque se idearon para Roma, su presencia se extendió también a ciudades estratégicas como Lugdunum, Cartago u Ostia.
Organización y dependencia
Dependían directamente del Prefecto de la Ciudad (Praefectus Urbi), máxima autoridad urbana nombrada por el emperador. Bajo su mando operaban tribunos, centuriones y suboficiales, con una jerarquía estricta y división en centurias para desplegarse rápidamente.
Cuarteles y despliegue
Inicialmente compartían los Castra Praetoria con la Guardia Pretoriana, pero el emperador Aureliano ordenó su traslado a los Castra Urbanae, en el Campo de Marte. Desde allí patrullaban de día y de noche, vigilaban el Foro Romano, el Coliseo, las principales vías comerciales, las puertas de la muralla serviana y las áreas portuarias de Ostia.
Delincuencia en Roma y su control
La Roma imperial sufría altos índices de delincuencia: robos, asaltos nocturnos, estafas en mercados, peleas de taberna y ataques de collegia ilícitos. En barrios como la Subura, la violencia era habitual y a menudo vinculada a mafias locales. Factores como el hacinamiento, la desigualdad económica y la gran afluencia de extranjeros aumentaban la criminalidad. Las cohortes urbanas se desplegaban para sofocar incidentes, proteger comerciantes y patrullar zonas conflictivas. Suetonio (Vida de Domiciano, XIII) relata la represión de disturbios en mercados, y Tácito (Anales, XIV, 17) describe su intervención para contener turbas violentas. Dion Casio (Historia Romana, LX, 6) menciona su actuación frente a saqueos y asaltos nocturnos, a menudo en colaboración con los vigiles; el cuerpo de bomberos y patrulleros nocturnos, como se documenta en el episodio de los disturbios en la Subura del año 41 d.C.
Funciones, equipamiento y autoridad
Eran unidades paramilitares entrenadas como legionarios y, según las fuentes, portaban armamento similar a las tropas regulares. Algunos elementos, como el uso de lorica segmentata, se deducen de hallazgos arqueológicos en Roma y Ostia, pero no están confirmados para todas las cohortes urbanas. El uso de porras no está documentado directamente en fuentes antiguas y se infiere por analogía con su papel de control de masas, sin evidencia material ni iconográfica conservada. Tenían autoridad coercitiva similar a la de una policía moderna: podían arrestar, dispersar multitudes, requisar mercancías ilegales y actuar contra delitos graves.


Ejemplos de su intervención incluyen los disturbios tras el incendio de Roma en el 64 d.C. (Tácito, Anales, XV, 38), las revueltas en el Coliseo por enfrentamientos entre facciones de gladiadores y las protestas por los impuestos de Maximino el Tracio en el 238 d.C.
Documentación histórica
Mencionadas por Tácito (Anales), Dion Casio (Historia Romana) y Suetonio (Vidas de los Césares), así como en inscripciones halladas en Roma (como la CIL VI, 325, fechada en el siglo II d.C., hallada en las cercanías del Foro, que enumera a varios tribunos y centuriones y cuyo texto incluye fórmulas de dedicación al emperador, agradecimientos por servicios prestados y menciones honoríficas) y en Ostia. Estas inscripciones detallan nombres de oficiales y condecoraciones. Relieves hallados en el Foro de Trajano, datados en época de Trajano (98-117 d.C.), muestran escenas de patrullaje y control de multitudes.
Poder político y declive
Además de su labor policial, servían como herramienta política para sofocar rebeliones y garantizar la autoridad imperial. Perdieron poder progresivamente en el siglo IV debido a las reformas militares de Constantino, que redistribuyeron sus funciones a otras unidades urbanas y provinciales como las scholae palatinae y los protectores domestici, encargados de la seguridad de palacios y altos funcionarios. Tras el saqueo de Roma en el 410 d.C. por Alarico I, desaparecen de las fuentes.