El expolio numismático del Museo Arqueológico Nacional durante la Guerra Civil

En plena Guerra Civil, el Gobierno de la República ordenó la incautación de la colección de monedas de oro del Museo Arqueológico Nacional. Fue noviembre de 1936, y aquel acto se convirtió en el mayor expolio numismático de la historia de España.

Recreación del expolio numismático de 1936: funcionarios del MAN cuentan monedas de oro mientras son vigilados por milicianos armados.

El Gabinete Numismático antes de la guerra

La colección numismática del MAN tenía su origen en la Real Biblioteca fundada por Felipe V a finales de 1711 (abierta al público en 1712), y fue creciendo con adquisiciones y hallazgos posteriores. En 1936 reunía más de 160.000 monedas y 15.000 medallas, según los catálogos y guías del propio museo. Entre ellas había piezas únicas de la Antigüedad clásica, del mundo hispano-romano, visigodo y árabe. Era una de las colecciones más notables de Europa.

Contexto legal y cierre del MAN

El 23 de julio de 1936 el Gobierno republicano creó la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, con poder para requisar obras en riesgo. El 2 de octubre, el MAN y la Biblioteca Nacional quedaron bajo control de la Guardia Nacional Republicana (GNR) y de milicias. Varios funcionarios fueron detenidos; el secretario del MAN, Ricardo Aguirre Martínez-Valdivieso, fue fusilado, probablemente en Paracuellos, el 24 de noviembre de 1936.

Interior del Museo Arqueológico Nacional en Madrid hacia 1930, sala de arte hispanomusulmán con la fuente de los Leones y piezas arquitectónicas expuestas.
Interior del Museo Arqueológico Nacional, ca. 1930 (Archivo MAN)

La incautación de noviembre de 1936

En la madrugada del 4 al 5 de noviembre, agentes de la GNR y milicianos irrumpieron en el museo por orden del subsecretario Wenceslao Roces, con apoyo de la Junta Delegada presidida por Antonio Rodríguez-Moñino. El director, Francisco Álvarez-Ossorio, y el conservador Felipe Mateu y Llopis fueron obligados a entregar las colecciones.

El procedimiento fue irregular: Roces rompió el acta inicial preparada por el personal del museo y la sustituyó por un recibí “al peso”. Se requisaron 2.796 monedas de oro (griegas, romanas, bizantinas, visigodas y árabes) con un peso de 15,9 kg (15.908 g) —sin incluir 242 árabes y 322 visigodas que no se pesaron—, además del Tesoro de los Quimbayas, procedente de Colombia.

Los protagonistas

  • Wenceslao Roces: subsecretario de Instrucción Pública y responsable de la orden.
  • Antonio Rodríguez-Moñino: coordinó las operaciones en Madrid.
  • Francisco Álvarez-Ossorio: director del MAN, obligado a ceder las piezas.
  • Felipe Mateu y Llopis: conservador que ocultó piezas para salvarlas.
  • Blas Taracena: arqueólogo que documentó las pérdidas tras la guerra.

El recorrido del tesoro

Las monedas: fueron trasladadas a Valencia, luego a Barcelona, más tarde al Castillo de Figueras y finalmente a París. Desde allí embarcaron en el yate Vita rumbo a México, bajo la órbita de la JARE (Indalecio Prieto) en disputa con el SERE de Juan Negrín. Nunca fueron recuperadas para el MAN y su destino sigue sin aclararse.

El Tesoro de los Quimbayas: siguió otra ruta. Se llevó a Ginebra junto a las obras del Prado y regresó a España en 1941. Pasó al Museo de América, aunque permaneció en el Banco de España hasta 1994, cuando volvió a exhibirse al público.

Resistencias internas

El conservador Felipe Mateu y Llopis salvó piezas singulares —como la Gran Dobla de Pedro I— ocultándolas en estatuas o entre su ropa. Gracias a su acción, parte del patrimonio se conservó (documentado por Carmen Alfaro Asins, Boletín del MAN, 1998).

Ilustración del expolio de 1936 en el Museo Arqueológico Nacional: milicianos armados obligan a un funcionario a entregar una caja con monedas de oro.

Consecuencias y pérdidas

La incautación dejó al MAN bajo control político y sin apenas capacidad de gestión. Tras la guerra se comprobó que la mayoría de las monedas había desaparecido, aunque la falta de inventario completo impide establecer una cifra exacta. Es considerado el mayor robo patrimonial de la historia de España en el ámbito numismático.

En 2020–2022, el MAN identificó siete monedas andalusíes que nunca salieron del museo porque estaban en bandejas de trabajo. Son excepciones mínimas en un conjunto mayoritariamente perdido.

Propaganda y memoria

El franquismo utilizó este expolio como prueba de la “barbarie republicana” en su propaganda, aunque al mismo tiempo silenció investigaciones profundas durante décadas. No fue hasta finales del siglo XX, con estudios de Carmen Alfaro Asins y de Martín Almagro Gorbea (2008), cuando se estudió en profundidad el caso. En la prensa actual suele compararse con el “Oro de Moscú”, aunque aquí no hablamos de reservas financieras, sino de patrimonio cultural único.

Un episodio aún polémico

El llamado “oro del MAN” es un recordatorio de la fragilidad del patrimonio en tiempos de guerra. La incautación de 1936, realizada bajo la bandera de la protección, acabó en un expolio irreversible que privó a España de una parte irremplazable de su memoria histórica.

Moneda visigoda de oro
© @eduestellez

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Nota: Las dos ilustraciones que acompañan este artículo fueron creadas y editadas con fines exclusivamente ilustrativos. Al igual que la fotografía de la moneda visigoda de oro, incluida solo a efectos editoriales.