Dolmen de Menga: el coloso prehistórico que aún plantea incógnitas

Ubicado en el corazón de Andalucía, el Dolmen de Menga es uno de los monumentos megalíticos más imponentes y enigmáticos de Europa. Construido hace casi 6.000 años, este sepulcro colectivo no solo sorprende por su tamaño colosal y su técnica de ejecución, sino también por varias particularidades que aún desconciertan a la comunidad científica.

Vista frontal completa del Dolmen de Menga en su entorno natural
Dolmen de Menga – © @eduestellez

Un gigante del Neolítico

El dolmen fue documentado por primera vez en el siglo XIX por el arqueólogo Rafael Mitjana, y posteriormente excavado y restaurado en varias campañas a lo largo del siglo XX.

El Dolmen de Menga fue erigido entre el 3800 y el 3600 a.C., en pleno Neolítico medio. Mide 27,5 metros de largo, 6 de ancho y alcanza los 3,5 metros de altura. Su estructura está formada por 32 ortostatos (grandes bloques de piedra verticales) y 5 losas de cobertura, una de las cuales pesa entre 150 y 180 toneladas, una cifra asombrosa si consideramos los medios técnicos de la época.

Los arqueólogos han documentado que las piedras proceden de una cantera situada a más de un kilómetro del lugar, y que fueron transportadas mediante rampas, trineos y un sistema de pendientes calculadas con una precisión asombrosa. La colocación de los bloques revela un conocimiento empírico de física estructural: los ortostatos están inclinados hacia dentro para soportar mejor el peso, y tres pilares centrales sostienen la cubierta.

Interior del Dolmen de Menga con ortostatos alineados y pilar central
Dolmen de Menga interior – © @eduestellez

Datación científica

Gracias a dataciones por radiocarbono (C-14) y luminiscencia (OSL), se ha determinado que el monumento fue construido entre 3790 y 3639 a.C. Estas fechas lo convierten en uno de los dólmenes más antiguos de la península Ibérica y refuerzan la idea de que la región de Antequera fue un centro neurálgico del megalitismo europeo.

Para comprender mejor su función simbólica, es clave observar cómo está orientado.

Un alineamiento singular

A diferencia de la mayoría de los dólmenes europeos, que están orientados hacia los solsticios, el eje del Dolmen de Menga no se dirige al sol, sino a la Peña de los Enamorados, una montaña cercana con perfil antropomorfo que recuerda un rostro humano acostado. Esta elección sugiere una intención simbólica o cultual, posiblemente relacionada con creencias religiosas o mitológicas ligadas al paisaje, aunque no hay pruebas directas de que se utilizara con fines rituales en esa época. Algunos investigadores sostienen que la Peña de los Enamorados pudo haber tenido un significado sagrado o mítico para las comunidades neolíticas, como una figura protectora, un tótem natural o un referente territorial. Su forma antropomorfa refuerza la hipótesis de que no era simplemente un accidente geográfico, sino un elemento con carga simbólica dentro del paisaje ritualizado.

Vista general del yacimiento arqueológico de Antequera con la Peña al fondo
Villa romana y Peña de los Enamorados de fondo – © @eduestellez
Panorámica de Antequera con la Peña de los Enamorados al fondo
Peña de los Enamorados de fondo en Antequera – © @eduestellez

El misterio del pozo

Otro elemento único del dolmen es un pozo excavado en su interior, de más de 19 metros de profundidad, sin paralelos conocidos en otros monumentos megalíticos europeos. Algunos investigadores lo interpretan como un elemento ritual vinculado al agua o al inframundo, aunque su función original sigue sin estar clara.

Menga como espacio ceremonial

Aunque se considera una tumba colectiva, la escasez de restos óseos hallados, la monumentalidad de la construcción y su complejidad simbólica apuntan a un uso más amplio. Según algunas interpretaciones arqueológicas, podría haber funcionado como lugar de culto, santuario paisajístico o incluso marcador territorial de una comunidad poderosa. La orientación hacia la Peña y la presencia del pozo refuerzan esta hipótesis.

El conjunto de los Dólmenes de Antequera

El Dolmen de Menga forma parte de un complejo megalítico junto al Dolmen de Viera y el tholos de El Romeral. En 2016, la Unesco reconoció el sitio como Patrimonio Mundial bajo el nombre Sitio de los Dólmenes de Antequera, por su valor universal excepcional, tanto desde el punto de vista arquitectónico como simbólico.

Acceso principal al dolmen vista central
Dolmen de Menga – © @eduestellez

5 preguntas frecuentes (FAQ)

¿Cuándo fue construido el Dolmen de Menga?
Entre 3800 y 3600 a.C., según las dataciones más recientes.

¿Cuántas piedras lo componen y cuánto pesan?
Tiene 32 ortostatos y 5 losas de cubierta; la mayor pesa entre 150 y 180 toneladas.

¿Para qué servía el pozo interior?
Se desconoce su función exacta. Podría estar vinculado a rituales o simbolismo hídrico.

¿Por qué está orientado hacia la Peña de los Enamorados?
Probablemente por razones simbólicas o religiosas ligadas al paisaje sagrado.

¿Se puede visitar el Dolmen de Menga?
Sí, está abierto al público dentro del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, en la ciudad de Antequera (Málaga).


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